lunes, 2 de abril de 2012

FE Y ACCIÓN

Sabemos, por el principio de conservación de la masa, que si soltamos un péndulo de un punto A para llegar a B, este volverá de B hasta A, pero jamás sobrepasará A, sino que irá perdiendo energía hasta quedarse en reposo. Este hecho lo producen dos factores:
- La fuerza de la gravedad
- El rozamiento del aire con el péndulo.

Se aconseja que se haga un experimento sencillo, haz tu propio péndulo colgando algo de peso (no demasiado pesado claro está) en el extremo de una cuerda colgada del techo. Ahora ponte en la pared y el extremo del péndulo pégalo a tu nariz, suéltalo y ...

¿Te has apartado cuando regresaba? ¿Por qué?¿por qué no?
¿Creíste realmente que el péndulo te iba a dar?
¿Por qué la gente dice creer algo pero luego actúa diferente?
¿Por que a veces es tan difícil poner en práctica?

Un famoso equilibrista después de demostrar su excepcional habilidad sobre el alambre al cruzar las cataratas del Niágara, preguntó a los que le miraban si creían que él podría llevar a una persona sobre el alambre en una carretilla. Al unísono la multitud demostró su confianza diciendo que creían que sí.

Entonces el equilibrista pidió un voluntario para que se sentara sobre el carretón. En un instante vio las caras más asombradas de su carrera. Nadie se atrevió ni siquiera a estornudar por si acaso se confundía con un ofrecimiento para subir al alambre...

Si hubieras creído realmente que el péndulo no iba a darte te habrías quedado quieto, pero como tus ojos veían un objeto acercarse con gran velocidad, te has movido, porque no creías en el principio de conservación de la energía. El principio no ha cambiado, el péndulo no te habría tocado.
Nuestras acciones demuestran nuestras verdaderas creencias. En el centro de lo que somos está lo que creemos. No existe un cambio en nuestras vidas hasta que nuestras creencias no cambian. Las creencias llevan consigo ciertas actitudes, por lo tanto una conducta determinada. Cambiar actitudes trae consigo cambiar conductas.
Hemos visto como en el aspecto físico nuestras acciones reflejan nuestras creencias verdaderas. Lo mismo ocurre en otras facetas de la vida. Algunos de nosotros decimos creer, pero decirlo no es suficiente. La auténtica vida cristiana no consiste únicamente en decir que tenemos FE (creencias) sino que hemos de demostrarlo con nuestros hechos ("por sus frutos los conoceréis"- Mateo 7:15-20). La Fe que no se manifiesta por medio de las obras no es fe de ninguna clase. No tiene valor. Está muerta (Santiago 2:17 - Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. (RVR60)). Crees, luego actúas.

¿Puedes decir que has creído hasta el punto de "NO moverte de la silla"?

Había una fez un joven rico (Mateo 19:16) que fue a Jesús diciendo que había guardado todos los mandamientos y que quería saber qué tenía que hacer para entrar en el reino de los cielos. Jesús le dijo que tenía que abandonar sus riquezas y repartirlas entre los pobres. Le retó a que actuara en base a lo que creía al dar a entender que Dios era lo más importante para su vida. El joven respondió negativamente. Realmente no creía lo que decía.
He encontrado la fe verdadera en Dios que me ayuda en todos los aspectos de mi vida. El nos promete que El mismo es quien produce en nosotros el "querer" y el "hacer" por su voluntad. Dios está obrando dentro de ti, ayudándote a querer obedecerle para que puedas hacer lo que dice.
Ya que estoy convencido del cuidado constante y de la dirección de Dios, puedo "quedarme quieto en la silla", sabiendo que mi nariz no va a ser golpeada por el péndulo.

Aunque eso si, en ocasiones tendré dudas, sobre todo cuando los problemas de la vida me agobien y no encuentre salidas, pero debo aferrarme a Dios y creer que El de una manera u otra va a ayudarme.