sábado, 12 de marzo de 2011

La Televisión

               
 La televisión se ha convertido en un elemento “imprescindible” en la mayoría de los hogares.
                Al encender la televisión es una costumbre inconsciente que realizamos al levantarnos cada mañana, como si se tratara de un ritual. Durante las comidas, es el convidado de honor que desde el lugar central del comedor, preside ese momento familiar, su ruido de fondo llena nuestras tardes de siesta. Pareciera como si nos molestase el silencio o huyésemos de una buena conversación.
                La televisión influye en nuestro proceso de pensamiento y sabemos que existen hogares donde pasa encendida ocho horas o más al día. La verdad es que está llegando a convertirse en la niñera que educa a la mayoría de los niños en nuestra sociedad, pues los niños escuchan más la tele que conversan con sus padres a lo largo de la semana, ya que estos últimos están muy ocupados con sus cosas.

                Todos los valores que la televisión nos ofrece, suelen ser manipulaciones comerciales, con el fin de hacernos consumir este o aquel producto de moda, esta influencia nos lleva a vivir “al dictado” de sus consejos en temas como el consumismo, las modas, el estilo de vida, etc… Por la tele se nos suele enseñar a proyectar nuestras ilusiones en forma de productos, con el fin  de poder tener en casa “algo” que todo el mundo desea, el producto de moda, para que nos dé prestigio, una supuesta dignidad moral y revele públicamente que estamos recorriendo el camino de los triunfadores (que son, según la tele, los que poseen más que nosotros).
                La Biblia hace ya casi veinte siglos, hablaba de la necesidad de ser inteligentes y seleccionar entre todo lo que nos ofrecen.
“Todo me está permitido, pero no todo me ayuda a crecer”
1ª Corintios 10:23
                Lo importante es saber qué cosas de las que tengo alrededor y me influyen, son las más convenientes para mí, y cuál es la manera más inteligente de utilizarlas.
                Básicamente la televisión nos está enseñando “a desear”, y ninguno de sus mensajes está relacionado con darnos a favor de los demás. Parece que todos estos deseos tienen forma de moto, equipo de música, bicicleta o un potente ordenador. Para los mayores, las frustraciones pueden tener forma de coches, apartamento o joyas. Es necesario que le pongamos un filtro inteligente a toda esa información. Te proponemos algunos  consejos:
1-      Ante el bombardeo constante de mensajes, la única forma de protegerse uno es aprender en ocasiones a apagar el aparato (televisión, radio…)
2-      Selecciona lo que miras. Consigue la programación y decide de antemano lo que vas a mirar. La televisión tiene un efecto hipnótico que hace difícil la toma de estas decisiones cuando el aparato está encendido.
3-      Míralo todo con ojo crítico. Empieza con los anuncios de juguetes para niños. Todos sabemos que no son tan grandes como aparecen ni se mueven al igual que en los anuncios. Aplica la misma lógica a todo lo que ves.
4-      Comenta con otros lo que ves en la televisión. Te ayuda a salir de este mundo de fantasía y volver a la realidad interpersonal.

En su día, Jesús le dio un consejo actual a los que estaban consumidos por la ansiedad de tener lo suficiente de las cosas materiales:
Pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Mateo: 6:23
                No dijo que estas cosas fuesen malas en sí, sino que enfatizó la necesidad de un orden correcto de prioridades. Si necesitas ayuda en poner las cosas en el lugas que corresponden, Él te podrá ayudar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario