domingo, 28 de octubre de 2012

Salmo 23


Jehová es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.


Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.


sábado, 6 de octubre de 2012

La Soledad


     La soledad es un fenómeno más común de lo que podemos pensar. Todos pasamos por ahí y en ocasiones sin ni siquiera saber por qué. Simplemente nos sentimos cansados, tristes y solos. A menudo la razón está simplemente en "un día tonto"; un día lluvioso o gris, una canción o un pequeño enfado o preocupación que pueden amargarnos.
     Sin embargo, en ocasiones, las razones son más profundas. Puede que no tengamos comunicación con nuestra familia , que nuestro carácter sea difícil y no se preste a la relación con otros. Quizás la propia sociedad y su afán competitivo y de lucha nos desanima. Nuestro futuro indeciso y oscuro nos quita las ganas de seguir esforzándonos, alguna situación nueva a la que nos enfrentamos nos asusta. ¿Cuál es la causa básica de la soledad? El sentimiento de abandono o impotencia acaba por llevarnos al desaliento, a la soledad.
     ¿Cómo reaccionan los jóvenes ante la soledad? Mientras unos pocos optan por refugiarse en una gran actividad idealista, la mayoría institucionaliza su soledad a través del pasotismo. Otros se esconden en las ultimas novedades de las filosofías orientales o acaban bajo el dominio de actividades relacionadas con la delincuencia, las drogas o el sexo. Sin embargo, la mayoría de los adolescentes olvida una realidad que podría serles de ayuda. Aunque se olvidan de Dios porque la vida religiosa que ven les produce bostezos y otros porque no han sabido descubrir nada personal tras la cortina de la religiosidad muerta y fría. Todos han olvidado que cuando Dios se presenta al hombre, no lo hace como una religión o una serie de normas morales, sino como una persona ansiosa por repartir amor.

SAN JUAN 3:16, 17 RVR60
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él."
     Hay además una soledad a la que no podemos renunciar, la que nos permite conocernos a nosotros mismos. Este tiempo es algo que procuran evitar muchos jóvenes. Para ello buscan muchos amigos y actividades porque temen conocerse. Los cristianos sabemos quienes somos y hacia donde vamos. No deberíamos temer, por tanto, a estar solos para reflexionar sobre nuestra vida. De hacerlo, podemos descubrir que Jesús mismo está a nuestro lado siempre.
                                                                             SAN MATEO 28:20 RVR60                                                                  ...y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
     Debemos recordar siempre que el Señor nos acompaña (Dt. 31:8, Mt. 28:20, Juan 15:13-15). Podemos vernos a salvo de la soledad destructiva , aceptando la amistad que Dios nos ofrece a través de la persona de Jesús. Los momentos en que  nos envuelve la soledad, pueden se positivos con la compañía de Jesús, y con la búsqueda de otras personas que necesitan ayuda aun más que nosotros mismos.

viernes, 10 de agosto de 2012

Las Bienaventuranzas


  1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.

Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloranporque ellos recibirán consolación.

Bienaventurados los mansosporque ellos recibirán la tierra por heredad.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazónporque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justiciaporque de ellos es el reino de los cielos.

11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

martes, 7 de agosto de 2012

Miedos

Hay una cierta fascinación con el miedo. Si no lo crees, mira la cantidad de gente que asiste a las películas de terror. Sin embargo, parece que hay dos tipos de miedo:


  1. Está el miedo que tenemos cuando vemos una película de terror. La reacción que tenemos puede ser divertida porque sabemos que al final no hay nada de que temer. Son miedos imaginarios y los tenemos en muchas ocasiones. Tenemos miedo de que vaya a pasar algo, y llega la situación y no pasa nada. Luego te preguntas: ¿Por qué tenía tanto miedo de ese examen? al final aprobé. Este tipo de miedo podemos vencerlo fácilmente silbando en la oscuridad, hablando más fuerte, fingiendo una actitud de confianza,... 
  2. Pero luego están los miedos reales, cuando realmente hay un peligro y debemos tener miedo. No es solamente la imaginación. Algunos pueden ser la muerte, el futuro incierto, etc...                                  Silbar en la oscuridad o fingir una actitud de confianza no hace mucho para quitar esos miedos. Necesitamos alguien con más experiencia que pueda ayudarnos. Si es un examen por ejemplo, la ayuda de alguien puede ser muy importante. Una historia que sirve de ejemplo podría ser esta: 
16 Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar,
17 y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos.
18 Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba.
19 Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo.
20 Mas él les dijo: Yo soy; no temáis.
21 Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban.
JUAN 6:16-21

La respuesta que les dio Jesús les ayudó porque sabían dos cosas:
  1. Él era más poderoso que ellos.
  2. Estaba allí para ayudarles.
Esto nos enseña que la presencia de Jesús con nosotros nos ayuda muchísimo con los miedos que tenemos que afrontar en nuestro día día.



domingo, 22 de julio de 2012

Autoestima

Para empezar coge cinco hojitas y en cada una, escribe una cosa que por las que tu vida tenga sentido en cada una. A continuación haz los siguientes pasos:

  1. Mira tus hojas: si una o más son un objeto como dinero, ropa, juegos ... tira esas hojas al suelo.
  2. Mira las hojas restantes: ¿Alguna o más es una relación con una persona del sexo opuesto? Esa persona acaba de romper contigo, se ha ido de tu vida .... tira esas hojas.
  3. Mira las hojas restantes: ¿Se refieren a algún talento? Has sufrido un accidente que te ha incapacitado para llevar a cabo ese talento.
  4. Ahora las hojas que te quedan: ¿alguna o más son una relación con un pariente? Han muerto en un accidente.... tira esas hojas.
  5. Ahora guarda las hojas que te hayan quedado. NO recojas las que has tirado.

En la hoja que te ha quedado debe haber algo escrito ¿Puede tener tu vida sentido sólo con eso?¿Te aceptas tal y como eres?¿Piensas que los demás te aceptan por ser así?
Las hojas que has tenido en las manos te definen como persona, también son la base de tu autoestima. Existen muchos aspectos en la vida, ¿Cuales son algunas de esas cosas?:

Además de estos puede haber muchos más. El punto del centro de todo esto representa la máxima motivación y propósito de nuestra vida, lo que da consistencia y un sentimiento de autoestima.
La mayoría de nosotros tenemos un centro, un foco central, una prioridad máxima, un punto de integración o un objetivo fundamentalmente para nuestra vida. Valemos algo. Quizá no siempre sepamos identificar esta base para la autoestima, pero ahí está.

Quizás lo que hayas escrito en las hojas te ha dado una pista para saber cual es tu base para la autoestima . Las cosas que te dolieron más perder te pueden indicar dónde basa tu autoestima y si es correcto basarla en ellas. De ahí parte nuestra identidad como personas; es la base para sentir que valemos algo ¿Cuáles pueden ser algunas de las bases? Puede haberlas buenas y malas, todos deseamos vivir una vida feliz y realizada; por esta razón sería muy útil saber que bases son buenas, no?
Sugiero un patrón para evaluar tus bases:
  1. ¿Es duradera? ¿Puede desaparecer en cualquier momento? La mayor parte de los objetos de valor y la búsqueda del placer pueden desaparece; no son validos para tu identificación con ellos porque se destruyen y se pierden: por ejemplo: "mis ahorros", etc...
  2. ¿Es la mejor expresión de ti mismo? Muchas personas viven con ciertas cosas como prioridades máximas porque nunca han pensado acerca de lo que desean ser. ¿Vivir por una posición social o un oficio es la mejor expresión completa de ti mismo?¿Te lleva a crecer y a desarrollarte en todas las áreas de tu vida o te limita? Considerarte a ti mismo como un atleta o músico, quizá no haga justicia a otros aspectos de tu "yo" auténtico. Indudablemente eres más que una clase de persona.
  3. ¿Contribuye a tus sentimientos de autoestima? En ocasiones nos esforzamos por logros o posesiones que en realidad no nos satisfacen. Trabajamos para un equipo, un trabajo, una chica o chico, sólo encontrar que la lucha era más interesante que el resultado.
Estudiando tu propia base para el autoestima puedes empezar a comprender lo que Jesucristo ofrece.

1- El amor de Dios es duradero
Nada puede separarnos del amor de Dios (Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. ROMANOS 8:38-39). No depende de los logros personales, "hacer cosas religiosas". o de la aceptación del grupo. Dios nos acepta tal como somos. Esto se llama amor ETERNO.

2- El amor de Dios nos capacita para amarle
La Biblia nos enseña que somos esclavos de aquellos que adoramos(ROMANOS 6:36 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?) Adoramos a Dios porque Él nos ama por quienes somos y no por lo que hacemos.

3- El amor de Dios es la base de nuestra autoestima
Dios nos ama y podemos reflejar su amor en nuestra relación con los demás. Algunos de los resultados de la nueva relación son los Frutos del Espíritu (Gálatas 5:22). El amor de Dios nos enseña a amarnos y a aceptarnos. A través de todos los aspectos de nuestra vida; actividades, talentos, etc... Él es capaz de llegar a los demás.

Habiendo pensado sobre tu propia base para la autoaceptación quizás te gustaría descubrir personalmente como puedes experimentar la aceptación de Dios en una relación diaria. Es un asunto serio, pero también es algo maravilloso.


martes, 26 de junio de 2012

Injusticia


¿Puedes dar algún ejemplo de alguna injusticia?
¿Alguna vez te has dado cuenta de que estabas haciendo alguna injusticia a otras personas? ¿Eres acaso siempre la victima?
¿Cómo has reaccionado ante situaciones de injusticia contra ti y contra otros?
Hay quien piensa que la venganza es la única solución contra la injusticia ¿Estás de acuerdo?
Desde tu perspectiva, ¿qué tiene que ver Dios con la injusticia en el mundo?

Podríamos resumirlo todo diciendo que el mundo está lleno de injusticias. Pero quiero mencionar otra injusticia mayor y que, a pesar de esto, tiene un significado tremendo. Lea "El silencio largo"

EL SILENCIO LARGO (A.T.L. Armstrong)
          <<Al final del tiempo, billones de personas estaban esparcidas en un valle grande ante el trono de Dios. La mayoría se retiraban de la luz brillante que estaba ante ellos. Pero algunos grupos que estaban delante hablaban apasionadamente, no con vergüenza sino con beligerancia.
          "¿Cómo puede Dios juzgarnos a nosotros? ¿Cómo puede saber Él algo del sufrimiento?" dijo una joven morena muy bruscamente. Se arremangó la manga para mostrar el número tatuado en un campo de concentración nazi. "Nosotros sufrimos el terror, golpes, torturas, muerte..."
          En otro grupo un negro se bajó el cuello de la camisa. "¿Qué es esto?" demandó mostrando una fea quemadura hecho por una cuerda. "Ahorcado por ser negro. Nos hemos asfixiado en buques de esclavos, hemos sido separados de nuestros seres queridos, trabajando hasta que la muerte nos dio alivio." En otro grupo una joven miraba fijamente con sus ojos oscos. En su frente había el sello "ilegítima", "El sufrir mi marca", murmuró, "era más allá de..." y su voz se fue apagando hasta que se perdió entre las otras. A través del valle había centenares de grupos como éstos. Cada uno tenía una queja contra Dios por el mal y el sufrimiento que había en el mundo. ¡Qué suerte tenía Dios!, vivir en el cielo donde todo es dulzura y luz, donde no había llanto, ni miedo, ni hambre, ni odio. De verdad, ¿qué sabía Dios de lo que el hombre había sufrido en este mundo? “Después de todo tiene una vida bastante protegida”, dijeron. Así cada uno de estos grupos envió un líder, escogido entre los que habían sufrido más.
         Había un judío, un negro, un intocable de la India, un artrítico horriblemente deformado, una víctima de Hiroshima y alguien de un campo de concentración de Siberia. En el centro del valle, se consultaron los unos a los otros. Al fin estaban listos para presentar su caso, sería bastante sencillo. Antes de que Dios fuera calificado para ser su juez tendría que sufrir lo que ellos habían sufrido.
         Su decisión era que Dios debía ser sentenciado a vivir en la Tierra como un hombre. Pero como era Dios, pusieron algunos guardianes para asegurar que no pudiera utilizar sus poderes divinos para ayudarse.
         Déjale nacer judío. Deja que la legitimidad de su nacimiento quede en duda para que nadie sepa quién es verdaderamente su padre. Déjale ser traicionado por sus amigos más íntimos, déjale ser procesado por acusaciones falsas, juzgado ante un jurado lleno de prejuicios y condenado por un juez cobarde. Al fin, déjale ver lo que es sentirse realmente sólo, abandonado por cualquier cosa viviente. Déjale ser torturado y luego morir. Déjale morir públicamente, horriblemente para que no pueda haber ninguna de que murió. Deja que sea una multitud de testigos los que lo puedan verificar.
         Mientras cada líder anunciaba su parte de la sentencia, murmullos ruidosos de aprobación salían de la masa de gente congregada. Cuando el último había terminado de pronunciar su sentencia, hubo un silencio largo; los que habían pronunciado su juicio contra Dios se marcharon en silencio. Nadie dijo ninguna palabra. Nadie se movió porque repentinamente todos supieron que Dios ya había cumplido su sentencia>>

         Jesús sufrió exactamente de esa manera. Ésta es la injusticia más grande que el mundo jamás haya conocido. Él no era culpable en ningún sentido, vivió una vida perfecta. Nosotros somos los culpables ¿Quién va a negarlo? Hemos hablado de la injusticia y de nuestra tendencia de echar siempre la culpa a otra persona. Si somos sinceros nos damos cuenta de que nosotros participamos en injusticias cada día. Hacemos lo que queremos y lo que nos conviene en un momento dado y esto es injusto. Jesús no era así. Él se puso al lado de los que estaban sufriendo y les ayudó. Él sufrió el rechazo que vino a consecuencia de su asociación con ellos. En su muerte sufrió el que sus opresores merecían. Sufrió el castigo que nosotros merecemos.
         El problema de la injusticia todavía existe hoy, pero si vamos a ser parte de la solución, primero tenemos que reconocer nuestra participación en la injusticia y nuestra necesidad de ser salvados de nuestro propio mal. Podemos aceptar la solución de Jesús porque Él se sacrificó por nosotros. Si aceptamos su sacrificio por nosotros, Él nos limpia de nuestro egoísmo y nos da poder para luchar contra las fuerzas de injusticia. Este trozo de la Biblia lo resume: “18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; (I Pedro 3:18) ¿Cómo vas a responder? ¿Seguirás con tu propia injusticia y un día recibirás el castigo que mereces? ¿O aceptas la solución de Jesús y con su ayuda lucharás contra estas situaciones de injusticia en el mundo?

lunes, 2 de abril de 2012

FE Y ACCIÓN

Sabemos, por el principio de conservación de la masa, que si soltamos un péndulo de un punto A para llegar a B, este volverá de B hasta A, pero jamás sobrepasará A, sino que irá perdiendo energía hasta quedarse en reposo. Este hecho lo producen dos factores:
- La fuerza de la gravedad
- El rozamiento del aire con el péndulo.

Se aconseja que se haga un experimento sencillo, haz tu propio péndulo colgando algo de peso (no demasiado pesado claro está) en el extremo de una cuerda colgada del techo. Ahora ponte en la pared y el extremo del péndulo pégalo a tu nariz, suéltalo y ...

¿Te has apartado cuando regresaba? ¿Por qué?¿por qué no?
¿Creíste realmente que el péndulo te iba a dar?
¿Por qué la gente dice creer algo pero luego actúa diferente?
¿Por que a veces es tan difícil poner en práctica?

Un famoso equilibrista después de demostrar su excepcional habilidad sobre el alambre al cruzar las cataratas del Niágara, preguntó a los que le miraban si creían que él podría llevar a una persona sobre el alambre en una carretilla. Al unísono la multitud demostró su confianza diciendo que creían que sí.

Entonces el equilibrista pidió un voluntario para que se sentara sobre el carretón. En un instante vio las caras más asombradas de su carrera. Nadie se atrevió ni siquiera a estornudar por si acaso se confundía con un ofrecimiento para subir al alambre...

Si hubieras creído realmente que el péndulo no iba a darte te habrías quedado quieto, pero como tus ojos veían un objeto acercarse con gran velocidad, te has movido, porque no creías en el principio de conservación de la energía. El principio no ha cambiado, el péndulo no te habría tocado.
Nuestras acciones demuestran nuestras verdaderas creencias. En el centro de lo que somos está lo que creemos. No existe un cambio en nuestras vidas hasta que nuestras creencias no cambian. Las creencias llevan consigo ciertas actitudes, por lo tanto una conducta determinada. Cambiar actitudes trae consigo cambiar conductas.
Hemos visto como en el aspecto físico nuestras acciones reflejan nuestras creencias verdaderas. Lo mismo ocurre en otras facetas de la vida. Algunos de nosotros decimos creer, pero decirlo no es suficiente. La auténtica vida cristiana no consiste únicamente en decir que tenemos FE (creencias) sino que hemos de demostrarlo con nuestros hechos ("por sus frutos los conoceréis"- Mateo 7:15-20). La Fe que no se manifiesta por medio de las obras no es fe de ninguna clase. No tiene valor. Está muerta (Santiago 2:17 - Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. (RVR60)). Crees, luego actúas.

¿Puedes decir que has creído hasta el punto de "NO moverte de la silla"?

Había una fez un joven rico (Mateo 19:16) que fue a Jesús diciendo que había guardado todos los mandamientos y que quería saber qué tenía que hacer para entrar en el reino de los cielos. Jesús le dijo que tenía que abandonar sus riquezas y repartirlas entre los pobres. Le retó a que actuara en base a lo que creía al dar a entender que Dios era lo más importante para su vida. El joven respondió negativamente. Realmente no creía lo que decía.
He encontrado la fe verdadera en Dios que me ayuda en todos los aspectos de mi vida. El nos promete que El mismo es quien produce en nosotros el "querer" y el "hacer" por su voluntad. Dios está obrando dentro de ti, ayudándote a querer obedecerle para que puedas hacer lo que dice.
Ya que estoy convencido del cuidado constante y de la dirección de Dios, puedo "quedarme quieto en la silla", sabiendo que mi nariz no va a ser golpeada por el péndulo.

Aunque eso si, en ocasiones tendré dudas, sobre todo cuando los problemas de la vida me agobien y no encuentre salidas, pero debo aferrarme a Dios y creer que El de una manera u otra va a ayudarme.